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POR
ALAIN
SAINT-SAËNS
Miembro Correspondiente
de la Academia de Letras,
Bahia, Brasil |
Cover Art:
ANA
MARÍA CALATAYUD
(Guadalajara, México)
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EDICIONES
DE LA NOCHE (MÉXICO)/
PRENSAS UNIVERSITARIAS
DE AMÉRICA LATINA
ISBN:
978-1-937030-65-0 |
EL POEMARIO,
EL BANQUETE DE TONATIUH
FUE PUESTO EN OBRA SINFÓNICA
POR EL MAESTRO MEXICANO
EDUARDO SOTO MILLÁN. |
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SERÁ ACTUADO EN
ESCENA EN 2019
EN MÉXICO Y PARAGUAY
POR EL ENSAMBLE DE
PERCUSIÓN
VERSUS 8. |
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LANZAMIENTO DEL
LIBRO DE ALAIN SAINT-SAËNS EN LA EMBAJADA MEXICANA EN EL PARAGUAY |
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El Embajador de México Fernando Eutimio Ortega
Bernés laudando la tapa
del libro
de Alain Saint-Saëns imaginada por la artista mexicana Ana Calatayud. |
Estela Franco, Lita Pérez Cáceres hablando, el
Embajador Fernando Eutimio Ortega Bernés,
Alain Saint-Saëns y Leni Pane. |
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La Señora de Ortega, el Embajador del Reino Unido
Jeremy Hobbs y su esposa
mexicana Erendira,
y el Embajador de Ecuador José Enrique Núñez Tamayo aplaudiendo el discurso de Alain Saint-Saëns. |
El Embajador de México Fernando Eutimio Ortega
Bernés hablando del libro de Alain Saint-Saëns
y la acción del Presidente mexicano Enrique Peña Nieto a favor de la sociedad mexicana. |
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Alain Saint-Saëns dedicando su
libro a estudiantes de la Universidad del Norte. |
Alain Saint-Saëns y Emi Kasamatsu, de la
Academia de la Historia del Paraguay. |
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Alain Saint-Saëns con Leni Pane y
Francisco Pérez Maricevich
de la Academia Paraguaya de la Lengua Española. |
El Embajador Fernando Eutimio Ortega
Bernés muy emocionado
por su lectura
del poema lírico de Alain Saint-Saëns. |
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Alain Saint-Saëns y el Dr. José
Enrique Núñez Tamayo,
Embajador
de Ecuador en Paraguay. |
Alain Saint-Saëns y el Dr. Alexander
Tah-Ray Yui,
Embajador de Taiwán en Paraguay. |
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Alain Saint-Saëns con la pianista Alicia
Visconte, el barítono Juan Ángel Monzón
y la soprano Lorena Gómez, artistas líricos de la Ópera de la Universidad
del Norte. |
Alain Saint-Saëns, Lourdes Ríos
González, Zinedine, el Embajador Fernando Eutimio Ortega Bernés
y su esposa, el Agregado Económico y la Agregada Cultural de la Embajada de México.
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El destino de Julio César
Mondragón, parangón y epitome al mismo tiempo de los asesinados de
Guerrero, es más que mexicano, es lo de tantos hijos de América
Latina víctimas de la barbarie más abyecta. Simbólicamente Julio
César es el Anacleto del Cristo de Espaldas del colombiano
Eduardo Caballero Calderón. Aún más es el valiente político
colombiano Armando Maestre pavajeau, padre de mi noble amiga
Embajadora Adela María Maestre Cuello, asesinado por la guerrilla en
octubre de 1995. Julio César es también Stuart Ángel Jones,
estudiante torturado y asesinado por la dictadura militar brasileña
en 1971, cuyo martirio, boca pegada al escape de una jip militar,
canta Chico Buarque en la canción Cálice escrita con Gilberto
Gil:
‘Quiero aspirar fumata de
diesel, Y embriagarme hasta que alguien me olvide’.
Es aún el cantautor
chileno Víctor Jara, mutilado y masacrado en el antiguo Estadio
Chile que lleva hoy su nombre, a quien el poeta paraguayo Juan
Manuel Marcos rindió homenaje en sus ‘Cinco elegías a Víctor Jara’,
que son, como lo escribí en mi ensayo, Paladín de la libertad,
‘los cinco dedos de la mano izquierda de Víctor Jara que el verdugo
cortó’. Más cerca de nosotros en Paraguay, el desenlace funeste de
Julio César Mondragón y sus compañeros normalistas me recuerda lo
del padre de Romeo Ríos, en mi obra de teatro, Romeo y Julieta en
el Marzo Paraguayo, militante liberal bajo la dictadura de
Alfredo Stroessner arrestado y desaparecido, probablemente echado de
un avión en vuelo o enterrado vivo como tantos en aquel entonces.
Ojalá pudiéramos saber un día
lo que ocurrió realmente y los desaparecidos pudieran recibir un
verdadero último adiós de sus padres y su Patria, ‘esperando’ con el
poeta paraguayo Francisco Pérez Maricevich, en su largo poema, Memorial de agravios,
‘[---] que del polvo
vuelva el pendón libertario, Cuando el sol alumbre un tiempo mucho más hospitalario,
Con la libertad del hombre que renace del osario’.
Que pronuncien
entonces los versos de la poeta paraguaya Renée Ferrer que
denuncia la ignominia en su poema, ‘Muerte’:
‘Recuérdame que existo y siempre existiré, Más allá del rostro de la degradación o del coraje’.
Mientras tanto formulo votos que mi poemario lírico
se convierta para todo el pueblo
mexicano en una certeza absoluta:
no
han muerto sus hijos queridos,
pues, ya están sentados en el
Banquete de Tonatiuh.
Alain Saint-Saëns
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A Julio César Mondragón
Y sus compañeros normalistas asesinados.
‘Le quitaron los ojos
Pero seguía mirando las estrellas’.
Juan Manuel Marcos,
‘Elegía a Víctor Jara’, Poemas y Canciones,
(ServiLibro: Asunción, 2013), p. 109.
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¡La Catrina, Calavera Garbancera!
Le depilaron haciéndole la cera,
Labios, frente, nariz y cada mejilla,
Alegremente cortaron con cuchilla,
Contentos, el resultado le mostraron,
Lloró, rabiosos, los ojos le quitaron.
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A
Carlos Pujalte Piñeiro,
mi amigo ex Embajador de Méjico en Paraguay,
digno representante de su noble país,
con mi más profundo agradecimiento por su ayuda.
ALAIN SAINT-SAËNS Y
CARLOS PUJALTE PIÑEIRO
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¡O México! ¡Despierta de tus sonrojos!
Julio César ¿Qué gato tragó sus ojos?
¡O México! ¿Oyes el profundo llanto?
¡Mira este humo! ¿Por qué huele tanto?
¡O México! Por Dios ¿Adónde te fuiste?
Cuando les mataron ¿Dónde escondiste?
Y
vosotros, mis hermanos mexicanos,
De vuestros primos para siempre huérfanos,
Carlos, Vladi, Emmanuel y Rosana,
¡Unid y construid sociedad más sana!
¿Cómo pudisteis permitir tal horror?
¡O México! ¿Qué has hecho de tu honor?
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‘El Banquete de Tonatiuh de Alain Saint-Saëns es un
bello poema de solidaridad espontánea, que como otras
expresiones alrededor del mundo, levanta su pluma contra la
espada, para protestar por esta tragedia atroz, a través de las
letras, a la manera de un corrido revolucionario’.
José Agustín
Escritor y dramaturgo mexicano, Cuautla, Morelos, México
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‘El Banquete de Tonatiuh me emociónó,
me estremeció. ¿Que habían hecho esos normalistas? Nada más
que querer vivir mejor. Cuando Alain Saint-Saëns describe la
marcha de todos, tan ilusionados, tan alegres, como deben
estar siempre los jóvenes, pensé en los nuestros, los que
enseñamos todos los días, y los imaginé muertos como flores
segadas...fue muy fuerte. Esto, más que un poemario es un
alegato, muy duro sobre el derecho a matar que se abrogan
los asesinos. Me gustó mucho’.
Lita Pérez Cáceres
Periodista, docente y cuentista paraguaya,
Asunción, Paraguay
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‘Leí
o mejor el maravilloso libro de Alain Saint-Saëns,
El Banquete de Tonatiuh, se dejó leer y me llevó al
terreno épico de la gloria. Desde la dedicatoria a Julio
César Mondragón y las citas de William Shakespeare,
pasando por el Prólogo
de Claudia Molinari hasta el excelso final de ‘¡La
entrada en su casa celebrarán! / ¡Tablas y tambores su
gloria cantarán!’, todo está tan exquisitamente ligado
que el poema se convierte en una obra artesanal de
arte.
La tapa del libro es impresionante en su colorido y su
simbología. Los ojos del ave nos recordarán durante la
lectura los ojos de Mondragón que son arrancados como
los de Víctor Jara en el poema de Juan Manuel Marcos.
¡¡Y los guerreros escoltando el viaje al más allá!!’
Leni Pane
Antropóloga paraguaya,
Academia de la Lengua Española, Asunción, Paraguay
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¿Dónde estamos y por qué
permitimos que transcurra la
ignominia?
Conocí a Alain Saint-Saëns
en Francia durante el otoño de 2012. Ambos estábamos en
la ciudad de Rennes como profesores invitados en la
Universidad. Más que asuntos académicos, nuestras
conversaciones giraron en torno a la literatura.
Intercambiamos algunos manuscritos, comentamos sobre lo
necesario que resulta la poesía para sobrevivir a
nuestro mundo y compartimos saludos pasajeros. Un día
Alain regresó a su otro país Paraguay y no supe mucho
más de él.
Ahora vuelvo a leerlo con este conmovedor
poema lírico que dedica a los estudiantes mexicanos de
la Normal Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero.
Particularmente al joven Julio César Mondragón,
asesinado la noche del 26 de septiembre de 2014 en
Iguala, mientras intentaba, junto con sus compañeros,
protegerse de las balas que les dirigía la policía. Esa
noche trágica, 43 estudiantes desaparecieron de la faz
de la tierra, hasta hoy nadie ha podido dar con su
paradero y las versiones oficiales no son convincentes.
¿Dónde están y por qué no regresan a casa? Acá seguimos
esperando a los muchachos. Sus padres aseguran que están
vivos y no cesan de buscarlos.
Hoy, en el mundo entero, Ayotzinapa es un
símbolo de rebelión al dolor que nos provoca la guerra;
Ayotzinapa es un marcador de tiempo en la historia de
México, es una palabra que grita cuestionamientos al
orden establecido. En un plano mítico, Ayotzinapa es
como Jesucristo: un sacrificado, un muerto que hace un
antes y un después en nuestro relato vital, un
resucitado que nombra una nueva era al vomitarla.
Como los dioses más antiguos de
Mesoamérica que vomitaban a los elegidos después de
haberlos engullido por sus fauces de jaguar, para
hacerlos renacer más capaces y valientes, así son estos
estudiantes, incipientes profesores del porvenir, que
nos ofrecen con su acción limpia y valerosa, la lección
más dolorosa en décadas para los mexicanos.
Los versos que recordaba haber leído de
Alain tenían esa misma sensibilidad al dolor humano, esa
necesidad de literaturizar la cruel realidad para
entenderla, soportarla y apropiarla. Como este poema que
hoy publica el maestro Saint-Saëns, que nos deja ver
cómo miran otros ojos latinoamericanos la realidad al
norte del continente, poema que late con nuestro latido
y se cuestiona y nos cuestiona ¿Qué pasa? ¿Dónde estamos
y por qué permitimos que transcurra la ignominia?
Claudia Molinari
Antropóloga mexicana, Universidad Autónoma de Chiapas, México
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El BANQUETE DE
TONATIUH DE ALAIN SAINT-SAËNS:
ODA A LA MITAD
PERDIDA.
En
su clásico diálogo, El Banquete (380 A.C.), Platón
esboza su teoría del amor. En las palabras de su personaje Aristófanes, define el amor como el deseo que tenemos de
encontrar la mitad que nos falta. ¿Qué mitad desea encontrar el
poeta Alain Saint-Saëns en este Banquete de Tonatiuh?
La destacada antropóloga chiapaneca Claudia Molinari
expresa: ‘En este conmovedor poema lírico que Alain Saint-Saëns
dedica a los estudiantes mexicanos de la
Normal Isidro Burgos,
de Ayotzinapa, Guerrero (…) el joven Julio César Mondragón,
asesinado la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala (…)
intentaba, junto con sus compañeros, protegerse de las balas que
les dirigía la policía. Esa noche trágica, 43 estudiantes
desaparecieron de la faz de la tierra, hasta hoy nadie ha podido
dar con su paradero y las versiones oficiales no son
convincentes. ¿Dónde están y por qué no regresan a casa? Acá
seguimos esperando a los muchachos. Sus padres aseguran que
están vivos y no cesan de buscarlos’. En efecto, los padres de
los desaparecidos, el pueblo de México, todos los pueblos del
mundo esperan a estos muchachos porque son el símbolo de su otra
mitad.
Alain Saint-Saëns ha
publicado un conjunto representativo de su corpus
literario dentro del género de la poesía: Cantos
Paraguayos. Poemas
de libertad
(2009); France, terre
lointaine. Poèmes de l’errance (2011);
Curuguaty.
Poemario Lírico (2012);
Infancias bajo
los lapachos (2014); y Un coin de France (2016). Sin embargo, sus obras dramáticas y
narrativas también están impregnadas de un inconfundible hálito
poético: sus obras teatrales en inglés, Ordeal
at the Superdome. Escaping Katrina’s Wrath (2010)
y The Jump (2015);
otra posterior, en castellano, Pecados
de mi pueblo (2013);
y las más recientes, Romeo y Julieta en el Marzo Paraguayo,
y Soledad. Vida y muerte de una poeta, ambas lanzadas en 2016. Lo mismo puede decirse de sus novelas, Hijos
de la Patria, Acosta
Ñu, 16 agosto 1869 (2015)
y Dos viudas y un huracán (2016).
Los cuarenta y tres normalistas desaparecidos son
objeto de la solidaridad y la indignación del poeta. Saint-Saëns
los describe como ‘jóvenes
pobres idealistas, / hombres y educadores progresistas’, quienes
soñaban con la igualdad y la libertad y luchaban por ellas. ‘Soñaban
con una patria más pura, / libre de corrupciones’ exclama la voz
airada y dolida del poeta. Sin saber que marchaban hacia su
trágico destino, los normalistas ‘cantaban, se reían, llenos de
vida’.
El poeta acusa al alcalde de Iguala y su mujer de ejercer el
terror en su comunidad, como recurso intimidatorio para
apuntalar el narcotráfico y la corrupción generalizada. Los
mafiosos resuelven escarmentar a esos ‘campesinos de mierda’.
Atacan al autobús de los jóvenes, los torturan y matan. A Julio
César, su líder, le arrancan los ojos. Borrachos, ametrallan a
los niños, y los arrojan a un basurero. ‘De los restos ni
siquiera sepultura’. El poeta clama a sus ‘hermanos mexicanos’
que se unan y construyan una sociedad más sana.
El poema concluye, en el final del relato apocalíptico
de la matanza, con símbolos triunfales de la ancestral cultura
de México. Los asesinos están condenados a no ‘entrar jamás en
el Mictlán’ (‘lugar de muertos’ en náhuatl). En su etapa final,
el Mictlán permite la paz y el reposo de los muertos. Pero el
espíritu de los asesinos vagará eternamente sin encontrar
descanso en las tinieblas. En cambio, Julio César y los
normalistas, todos los jóvenes idealistas, serán bendecidos con
su ingreso al Tonatiuhichan (‘casa del sol’ en náhuatl), el
paraíso reservado a los guerreros. El poeta declara que los
luchadores por la cultura son verdaderamente unos guerreros de
la luz. El sol, Tonatiuh, bajará a la tierra, y los alumbrará.
En mi poema dedicado
a Víctor Jara, ‘Elegía’, que Alain Saint-Saëns cita honrosamente
como epígrafe de su obra, se recuerda al gran cantor heroico
chileno, asesinado en el Estadio Nacional en los comienzos de la
dictadura militar: ‘le quitaron los ojos, / pero seguía mirando
las estrellas’. Mondragón también recupera sus ojos en el
Tonatiuhichan: ‘Julio César, el guerrero tan valiente, / ¡con
ojos firmes mirará al oriente’.
En una maravillosa coincidencia con el mito guaraní,
después de cuatro años en el Tonatiuhichan, las almas felices de
los guerreros podían pasear por su tierra convertidos en
colibrí. En su solidaridad con los mexicanos, el poeta franco
paraguayo reencuentra el amor. El colibrí se ha convertido en
el símbolo de su otra mitad.
Juan
Manuel Marcos
Poeta y novelista paraguayo,
Rector,
Universidad del Norte,
Asunción, Paraguay
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Claudia Molinari
es Doctora por la Universidad de la Sorbona, Paris (Francia). Es
Profesora de tiempo completo de Antropología en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas, México, con
temas de especialización: religión, rebeliones de los pueblos
étnicos, historia de México del Siglo XIX.
Fue Profesora Invitada en la Cátedra de las Américas en la
Universidad de Rennes (Francia) en 2012.
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Juan Manuel Marcos
es Doctor en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid
(España) y Doctor en Literatura de la Universidad de Pittsburgh en
los Estados Unidos. Es crítico literario, poeta y novelista. Ha
publicado tres libros de poemas (Premio René Dávalos en 1970 con el
primero) y una novela, El invierno de Gunter, Libro del Año
en Paraguay en 1987, traducida a más
de cuarenta idiomas y recién adaptada y recreada para el teatro por Alain Saint-Saëns, bajo el título de
Soledad. Vida y muerte de una poeta.
Es Rector de la Universidad del Norte en Asunción (Paraguay).
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LIBROS RECIENTES DE ALAIN SAINT-SAËNS
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